—¡Pues
no me llamará!... la muy cabrona! —Intentaba reprimirse para que no se le cayeran
las lágrimas, se decía: «los hombres no lloran», pero no podía parar…, le
temblaban los labios, y la rabia comenzó a brotarle desde dentro, y cada vez se
hacía más grande, hasta que rompió a llorar.
Estaba
solo, tumbado encima de la cama, en pijama, con la almohada entre los brazos.
En la papelera había un montón de servilletas de papel usadas, de limpiarse las lágrimas… ¡¡¡ y los mocos!!!
Cuando
se tranquilizó, aún con hipo, comenzó a acordarse de lo buena que estaba su
novia, de su espalda, y de la excusa de la contractura, —¡¡¡Hum!!!. Había
comprado un aceite especial con olor a rosa, para darla masajes por todo el
cuerpo, incluso estuvo buscando libros sobre masajes para aprender a darlos, en
la espalda, la nuca y hasta otro de cómo hacer diabluras con los dedos, éste
era demasiado atrevido.
Cuando
a María, su novia, le dolía la espalda de trabajar en la oficina y llegaba a
casa destrozada intentaba darla un buen masaje. Siempre le gustaba
comenzar por la espalda, así aprovechaba para acariciarla. Después bajaba por
las piernas hasta los tobillos, embriagándose, para luego ir subiendo muy
despacito, entreteniéndose en sus piernas… Pero lo que no sabía María era que lo único
que estaba deseando decirle con locura era: «date la vuelta». Entonces empezaba
el delirio.
Se
removía en la cama, no hacía otra cosa que dar vueltas, estrujando
desesperadamente la almohada.
Recordó
que faltaba muy poco para las Navidades y que, el día de fin de Año,
irían después de tomar las uvas a casa de Mario. Aún no había comprado los
regalos y a María quería regalarle algo muy especial. Había visto tiempo atrás
un collar divino, con una sola perla rosa muy grande, que le enamoró. Ya
llevaba varios meses ahorrando para poder comprárselo.
Era
imposible estar tranquilo en la cama, constantemente se repetía:
—¡No
puede ser! — repetía una y otra vez—. ¡Ha quedado en llamarme el sábado! ¡La
voy a perder!
»¡Ha
quedado en llamarme el sábado 22! Y mañana es viernes 21…
»!!!ES
EL FIN DEL MUNDO!!!
Pobrecillo, si le hacía masajes y todo!! Supongo que cuando descubra que el 21 no se acaba el mundo va a ponerse como loco de contento =D.
ResponderEliminarUn besin
Muchas gracias por leerme. Espero que te haya gustado. Un abrazo
EliminarJL: Pasé leí, pero la verdad no tengo mucho que comentar.
ResponderEliminarPodría decir que tu escirto está bien...y ya: Doña Ku
Muchas gracias por leerme, la proxima vez intentare ser mas expresivo pero no se me ha ocurrido otra cosa. Un abrazo
EliminarJaja, pobrecito..que desesperación¡¡. Secretamente creo que todos hemos tenido miedo de no volver a ver a alguien a quien queremos alguna vez, máxime si es el amo o ama de nuestro corazón. Saludos
ResponderEliminarGracias por el comentario, aunque no le he dado fuerza a la narración, espero que a la proxima me salga mejor. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarLindo relato sobre la frustración. Saludos.
ResponderEliminarGracias por el comentario. Un abrazo
Eliminarjajaja, quedé totalmente sorprendida con el final, muy bueno, felicidades :)
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario, me alegra mucho de que te guste. Un abrazo
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBueno, he ahí alguien que no se lamentó cuando amaneció el 22 jajaja. Me tuviste preguntándome a que horas harías mención al "evento".
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario. lo de la hora no he caido. Me alegra mucho que te guste. Un abrazo
EliminarCon un mes de retraso, por fin me puedo pasar por tu ejercicio ^^. Has reflejado bien la desesperación de algunos con el fin del mundo.
ResponderEliminarPD: Soy Déborah F. Muñoz
PPD: no soy un robot, por favor, quita la palabra de verificación
Muchas gracias por pasarte por aqui, aunque sea con un mes de diferencia. Gracias y te mando un abrazo
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