Proyecto de Noviembre: Las palabras prohibidas
Las palabras que NO se pueden usar son: miedo, terror, pánico, pavor, fobia.
La muela
– ¡Hay alguno más esperando! Le pregunta el Doctor a
la enfermera. – ¡Queda una madre con su hijo!, el paciente es el hijo. – Bien,
tráeme el historial del chaval – No tiene, es nuevo en la consulta. – Hazle el
historial y que entren.
Sale la enfermera con los papeles, cerrando la puerta. El
Doctor se sienta y lee los nuevos avances en materiales y técnicas dentales que
le acaban de mandar sobre “ionómeros vítreos”.
– ¡Hola buenos días! dice la madre, el hijo no dice nada y va escondido detrás de ella.
– ¿Cómo te llamas, chaval? Le pregunta el Doctor. – ¡Carlos...! –murmura muy bajo.
– ¡Hola buenos días! dice la madre, el hijo no dice nada y va escondido detrás de ella.
– ¿Cómo te llamas, chaval? Le pregunta el Doctor. – ¡Carlos...! –murmura muy bajo.
– ¡Ven y siéntate
Carlos! dice el Doctor señalando hacia el sillón.
Carlos esta acojonado, todos con batas blancas, mascarillas y gafas y se sienta en el borde. La enfermera le ayuda a tumbarse hacia atrás. Todo le molesta, el respaldo está ladeado y le hace daño, al apoyar la cabeza le duele el cuello, no sabe dónde poner los brazos; pero no dice nada. Se siente inmovilizado y atado. Tiene unas ganas infinitas de escapar.
– ¿Estas cómodo? le pregunta la enfermera. –A medias. El Doctor le mueve un poco el respaldo y Carlos dice: ¡Vale!
El Doctor le enfoca con la luz en la cara y le pregunta qué muela le duele.
– ¡Arriba a la derecha y atrás! contesta la madre rápidamente. – Prefiero que me lo diga Carlos, dice el Doctor.
–
¡Aquí! dice con un susurro, señalando con la mano la muela.Carlos esta acojonado, todos con batas blancas, mascarillas y gafas y se sienta en el borde. La enfermera le ayuda a tumbarse hacia atrás. Todo le molesta, el respaldo está ladeado y le hace daño, al apoyar la cabeza le duele el cuello, no sabe dónde poner los brazos; pero no dice nada. Se siente inmovilizado y atado. Tiene unas ganas infinitas de escapar.
– ¿Estas cómodo? le pregunta la enfermera. –A medias. El Doctor le mueve un poco el respaldo y Carlos dice: ¡Vale!
El Doctor le enfoca con la luz en la cara y le pregunta qué muela le duele.
– ¡Arriba a la derecha y atrás! contesta la madre rápidamente. – Prefiero que me lo diga Carlos, dice el Doctor.
– Vamos a verlo, le anima el Doctor, – Abre la boca, Carlos pone la boca de piñón, sin dejar un sitio para ver. – ¡Más hombre! Carlos abre un poco más, – No puedo pasar ni el espejo, más ¡Más! ¡Mira no tengo nada! Le enseña el espejo. Medio desconfiado abre un poco más la boca.
– ¡Uf! La tienes con caries. Habría que empastarla, Dice el Doctor. Se acerca a la madre y le dice en voz baja – Tengo que ponerle anestesia ¿Es alérgico? – ¡No! si le tiene que poner anestesia… póngasela.
Carlos que estaba escuchando, solo oye…póngasela! Y le empieza a entrar un sudor frío que le comienza en la nuca y va bajando por toda la espalda. Está pensando en largarse corriendo, pero le duele mucho, sobre todo por la noche.
– ¡Prepare anestesia! Le dice el Doctor a la enfermera, – Ahora Doctor, Contesta la enfermera. El Doctor recoge la jeringuilla y la esconde un poco. Carlos que no pierde onda, lo ve y dice:
– ¡Para qué es eso! Se pone las manos en la boca – ¡Mmmmmmm! – ¡Abre, es solo un pinchacito!
– ¡Noooo! ¡Mamaaaaaa! Carlos que ve la aguja, se le empiezan a poner todos los músculos en tensión.
– El Doctor se da la vuelta y le dice a la madre – ¡Intente tranquilizarle! Está muy nervioso su hijo.
Carlos ve una oportunidad, se gira en el sillón y se lanza en una carrera loca hacia la puerta. Cuando se quieren dar cuenta está bajando por las escaleras con el babero puesto.
He vuelto a mi infancia, a mi primera visita al dentista, la primera vez que ví esa jeringuilla quise que me tragara la tierra!!! qué horror!!!;)
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Un abrazo
EliminarJaja a mi hasta ahora me dan ganas de mandarme cambiar mientras cada vez que voy!!!
ResponderEliminarUna sola sugerencia, yo habría dejado más identificados los diálogos, porque de repente me perdí con quien decía que.
Cariños!!!!
Tienes razón, tomo nota.gracias. Un abrazo.
EliminarJajaja, pobre Carlos...
ResponderEliminarSaludos :)
Muchas gracias por el comentario. Un abrazo.
EliminarLlamadme rara, pero a mi nunca me ha dado miedo el dentista... Vergüenza sí, pero miedo miedo no. jajajaja.
ResponderEliminarComo ya te han comentado yo habría diferenciado las conversaciones, por ejemplo:
– ¡Prepare anestesia!–le dice el Doctor a la enfermera
– Ahora Doctor– contesta ella.
El Doctor recoge la jeringuilla y la esconde un poco. Carlos que no pierde onda, lo ve y dice:
Y así es más fácil la lectura :)
Saludos.
Enhorabuena Lydia, pero a mi me da pánico. Gracias por el ejemplo, lo voy a intentar para el próximo. Un abrazo
EliminarJa, ja, no me esperaba la huida. Buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, me encanta que no te lo esperarás.un abrazo.
EliminarCarlos ha reaccionado como a muchos nos hubiese gustado jaja. Enhuorabuena JL, creo que mas de uno hemos vuelto a revivir un episodio similar de nuestra infancia.
ResponderEliminarMuchas gracias Cloe, me encanta que te guste. Un abrazo
ResponderEliminarJl: Pues siguen ganando los relatos de dentistas.
ResponderEliminarEs verdad, los niños son los pacientes más difíciles de tratar, no solo con los dentistas, sino con todo el gremio médico. Creo que parte es porque las madres, las abuelas y las tías suelen decirles: "si te portas mal te llevaré con el doctor para que te ponga una inyección" No falla.
Buena descripción de ese caótico momento.
Cariñosamente: Doña Ku
Muchas gracias por tu comentario, creo que las historias de dentistas dan más juego, sin embargo las de amor cuestan más escribirlas (en mi caso) pues tienes que poner algo que sientas. En el próximo intentare escribir algo más tierno. Muchas gracias de nuevo. Un abrazo.
Eliminarde terror ese dentista!!!, menos mal que existen con mucha más discreción y paciencia. Pobre Carlos...
ResponderEliminarme gustó mucho, un abrazo
Muchas gracias por tu comentario, aunque creo que todavía existe alguno. Un abrazo
EliminarDios! Jeringuillas no!
ResponderEliminarMe gustó mucho tu micro, abrazos!
Muchas gracias, Un abrazo
EliminarHola! A mi me parece muy tierna la escena. El pobre crío está asustado, pero es una situación muy humana! Me ha gustado. Es bastante complicado escribir en presente (para mi) porque cuesta mantener el tempo, pero bien hecho! Da mucha más inmediatez al asunto, jeje.
ResponderEliminarComo te han dicho, procura cuidar un poquillo más los diálogos, porque si no son claros nos despistan a intentar descifrarlos, y nos olvidamos de la historia! ;)
Un saludo!!
Gracias por los consejos, intentaré a la proxima cuidarlo un poco más. Un abrazo
EliminarMuy buen micro-relato. Me ha encantado, aunque el dentista da miedo.
ResponderEliminarUn abrazo
Me alegro mucho que te gustara. Un abrazo
ResponderEliminarQué complicado es contener el pánico!! y más en un niño!!
ResponderEliminarFelicidades por el relato JlDurán.
Un besito
Gracias por pasarte por aquí. Me alegro mucho que os guste, aunque no me muevo facilmente por los tiempos de los verbos y demas trampas que van saliendo. Pense que era más facil, pues cuando lees un libro no ven tantos problemas. Muchas gracias. Un abrazo.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPobre Carlos, al final ha salido corriendo, lo que le gustaría hacer a más de uno. La verdad es que nunca he tenido miedo al dentista...jajaja. Pero entiendo a quien lo tiene!!!
ResponderEliminarGracias por comentar mis relatos!!!Te sigo y nos leemos.
Un saludo!!!!
PD: Estás en mi sorteo!!! Suerte!!!
Muchas gracias a tí. Nos vemos en este. Un abrazo
ResponderEliminar¡Hola! Me gusto mucho tu relato, sobre todo el final ¡Es muy divertido! Aunque el estilo que usaste complica un poco la lectura, se entiende en mayor parte. ¡Un abrazo!
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