miércoles, 26 de marzo de 2014

Proyecto de marzo. Fase 2 Desarrollo por autor diferente

Fase 1

-El primer paso, y para poder participar en el relato final, será escribir una escena muy breve, que posteriormente desarrollará un autor diferente.
-Será de género libre.
-Máximo 100 palabras.
-El día 12 de marzo habrá que enviar la escena al correo de adictos.escritura@gmail.com

Mi fragmento (lo que he mandado para que lo escriba otr@):

Pedro que tiene un perro muy grande, tan grande que pesa setenta kilos. El perro es un San Bernardo precioso, simpático e inteligente; siempre está meneando la cola y cuando te ve y te reconoce se le nota en la cara. Te chupa y restriega su cabeza por tu pierna que da gusto, ni fuerte ni floja. Cuida de la casa, no deja pelo en los sillones, no se mea ni caga en casa. Bueno una delicia de perro, pero tiene un gran defecto.


Os recuerdo las normas del ejercicio. En base al fragmento que os haya tocado tendréis que desarrollar vuestro relato, respetando íntegramente el texto de encabezado del otro autor (lo único que podréis cambiar, en el caso de que suceda, son las posibles erratas, pero no podréis cambiar palabras ni frases).




Fase 2

Me ha tocado:

Plena noche, la oscuridad era casi absoluta de no ser por la mísera farola de la esquina que estaba a punto de cruzar. Ni siquiera la luna estaba allí para romper la oscuridad que bañaba las calles. Sus zapatos de tacón avanzaban velozmente por la calle adoquinada, el sobretodo negro que llevaba puesto no era suficiente abrigo para la solitaria y fría noche. Todo parecía demasiado tranquilo, salvo por el andar de aquella mujer. Pero una noche tranquila y oscura rara vez traía algo bueno. Y esa noche no parecía una ser una excepción para aquella desafortunada mujer.
De Stefy



<<Demasiada oscuridad, el corazón se me sale fuera, le estoy oyendo acercarse, ya no puedo más, se está acercando. ¡Ya, ya está aquí! ¡Espera y veras como me dejes respirar!>>  pensaba mientras corría por el callejón.
— ¡Quieta, estate quieta, no corras! —mientras decía esto el extraño la sujetaba por los brazos, zarandeándola.
— ¡Déjame, ah! —no se estaba quieta, le quería morder, pisar, arañar al mismo tiempo. Estaba esperando su  momento. — ¡Déjame, socorro!  —Se puso a chillar como una endemoniada — ¡Aquí, Ayuda!.

El extraño, soltó un momento un brazo y le dio una buena bofetada. La mujer se quedó parada, con unos ojos como platos mirándole; se estaba cabreando. Y se puso a moverse y chillar más alto. Este volvió a darle otra bofetada, casi la deja sin sentido. — ¡Estate quieta! como vuelvas a chillar te rompo la cara ¿Me entiendes?.

La mujer no sabía qué hacer, movió la cabeza afirmativamente. <<Como te descuides te vas a enterar, ¡cabrón!>> Mientras pensaba esto continuaba moviéndose, tenía la espalda apoyada contra la pared y enfrente de su cara la del extraño, se cubría con una media que le desfiguraba los rasgos, incluso se había pintado la cara. No era muy alto, y fuerte tampoco, pues ya no le apretaba como antes.
De lejos oyeron unas voces —¡Que pasa! —decían unos chavales asomándose al callejón. El extraño ladeo la cabeza un segundo, que basto para que ella le diera tal rodillazo en los huevos  que le dejo sin aliento, este se separó un poco para tomar aire y ella volvió a darle una patada en la rodilla. —¡puta! —balbuceo el extraño; cayendo al suelo.

Antes de irse corriendo y dejarlo,  en un golpe de curiosidad y valentía se le acercó y tiro de la media para verle la cara, quedándose de piedra. — !Reme!, ¿Qué haces aquí? ¿Qué me querías hacer cabrona?. —Se dio la vuelta y salió del callejón.
Se quedó patidifusa, no sabía qué hacer. Remedios, su ex había intentado pegarla. Hace dos años era su mejor amiga y habían vivido un año juntas, pero desde que había conocido a Juan lo habían dejado. <<Nunca me lo ha perdonado, pero de eso a pegarme, hay un abismo>>.

Vio un bar y fue hacia el  para tomarse una copa y serenarse. Se sentó en una mesa desde donde veía toda la calle, incluso el callejón. No comprendía ese arrebato de Reme, siempre tan tranquila, serena y divertida,  cualidades que a ella siempre la habían gustado. No lo entendía.

De repente, los cabellos de la nuca se le erizaron, Reme salió cojeando del callejón y se dirigía al mismo bar en donde ella estaba. No sabía qué hacer, si esconderse, quedarse, o salir corriendo, pero en ese momento de duda se cruzaron sus miradas…, expresaban ternura, cariño, odio y dolor, mucho dolor. Se quedó de piedra esperando a que llegara.
—Hola, —dijo Reme sentándose en la misma mesa. Continuaba mirándola a los ojos.
— ¿Por qué?   
—Me dejaste. Dijiste que me querías…—decía Reme, con voz dolorosa y cansada.
—Es verdad, pero poco a poco nos hemos ido distanciando, y ha bastado un año para enfriarnos.
—¡No!, yo te quiero aun. Me estoy volviendo loca, ¿Qué he hecho mal?
—Tengo que ser yo tu otra mitad, tu universo, tienes que respirar por mí y no tienes que decirme que todo lo hago mal, despreciarme y siempre sacarme los defectos pues tú también los tienes ¿Lo sabes?
—Te quiero —Reme, no sabía a donde mirar y hacia grandes esfuerzos por aparecer tranquila
—Yo no, ya me he librado de ti. En este año me he dado cuenta de todo y además Juan, me da todo lo que tú me has negado.
—¡Me mataré!. —diciendo esto Reme, sacó una navaja de los pantalones, la abrió y se pinchó en el estómago.
—No tienes huevos, Reme, lo dices para asustarme —Nada más decir estas palabras Reme, se hinco la navaja en el estómago hasta el fondo y continuo cortándose. —Ves como si los tengo.
—¡Que te pudras, cabrona!  —diciendo esto se levantó y salió a la calle a respirar.

Un abrazo adictos.






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