lunes, 25 de marzo de 2013

Proyecto de Marzo: Un secreto



— ¡Tenemos que hablar mama! 

Lo decía Javier, un muchacho de 23 años, espigado, pecoso y con cara de inteligente. Había salido al padre en la estatura y a la madre en la sencillez y en esa sonrisa que quitaba el hipo. Todas las chicas del grupo eran amigas suyas. Todas querían estar con él, siempre estaba hablando por teléfono;  tenia además una voz que  habría heredado del bisabuelo por lo menos, grabe y dulce; parecía que te estaba acariciando cuando te hablaba y a sus amigas le gustaba que les susurrara.

—¿Qué quieres Javi, que es tan importante? —le decía su madre sin mirarle, continuando en la cocina cortando puerros para ponerlos en la olla. 
—Quiero decirte algo, pero no sé cómo empezar. —decía Javi, mirándose nervioso las manos.
—Bueno, ¿Es bueno o malo? le pregunta María.
—Depende de para quien.
— ¡Para ti! —Le responde María.
—Para mí muy bueno, para ti mama depende.  —No aguantaba la mirada de la madre. María esta pensativa, estaba cocinando pero dándole vueltas a las ideas, notaba que Javi tenía un grave problema; continuaba limpiando y echando los puerros en la olla y los puso a cocer, luego se sentó al lado de Javi y le cogió las manos.

—Dime, que te tiene tan preocupado.
—Me vais a echar de casa, es muy fuerte.  —Lo dijo y comenzó a llorar de rabia por no atreverse a decirlo. Las tripas se le estaban retorciendo.

—Es sobre mi amigo Esteban
— ¿Qué le pasa a Esteban, cariño? ¿Se encuentra bien?
—Sí, mama. No es eso, es...
— ¿Tiene novia?
—No
— ¿Se ha dado un golpe con el coche?
—No
— ¿Va a ser padre?
—No
— ¿Entonces qué coño le pasa? — Le dice la madre ya enfurecida.
—A él nada, mama.  —le responde Javi con la cabeza entre las manos.
—Bueno, dilo de una vez o cállate, que me estas preocupando y poniendo nerviosa. — ¿Lo sabe tu padre lo que me quieres decir?
— ¡No! Mama, que...
—Si
— ¡Que soy gay! lo soltó así de golpe, quedándose tranquilo y relajado.

María, se quedó con la boca abierta, como si la hubieran dado un bofetón y no supiera por donde le había venido. No reaccionaba, su único hijo del alma en el que había puesto todo para que no le faltara nada, que había luchado...

— ¡Mama! responderme, dime algo... —decía Javi, con cara de buen chico.
—No me lo esperaba, pero lo tienes en los genes.
—¿¿Qué??
—Te voy a decir un gran secreto, me llamaba Manolo y a los veintisiete años me cambie de sexo y ahora soy tu madre.

jldurán


visitas 4308